Un lienzo en blanco

Estaba sentada frente al lienzo, ninguna idea le venía a la mente. Retorcía y amontonaba los engranajes de su cabeza con el único propósito de llenar el vacío que la ocupaba en aquel preciso instante. Recordaba entonces cada cosa que había hecho en el día: cada paso que había dado, cada puerta que había cruzado, cada calle que había transitado, cada persona que había observado... Cada persona... Personas con las que había entablado durante una centésima de segundo una mirada que sabía con certeza que no llevaría a nada más lejos... Aunque, en caso de hacerlo, sería casi imposible recordarlo, a menos que lo soñase esa noche...

Personas en las que en algún momento de su vida decidió fijarse, fuese por alguno de sus gestos, por alguno de sus rasgos, por una sonrisa, un pestañear de ojos, un frotar de manos, un pie que se posaba en su puntilla, un dedo que resbalaba por una barbilla, unos labios que susurraban en un oído, una rodilla que crujía, un cabello que ondeaba con el viento, un pisar en tierra firme, un chapotear en un charco, una lagrima que recorría una mejilla, una cara sonrojada, una cara mal afeitada, una nariz irritada, unas pupilas dilatadas, una nariz con cosquillas, una mandíbula que se apretaba, un puño que se contenía, una mano que resbalaba por una falda, un culo que observaban, unas piernas que subían y bajaban mientras su propietario corría, unas miradas que se cruzaban en medio de la nada... Miles de detalles que no llevaban a ninguna parte, pero que tampoco paraban el tiempo. Miles, millones, billones... Cantidades inmensas de personas con las que seguramente ya se habría cruzado a lo largo de los años y a las cuales ya había pintado, plasmado, fotografiado, fijado, inmortalizado, recordado, identificado... Pero ahora no podía, no tenía inspiración... Le faltaba lo más importante de su vida y no sabía cómo enfrentarse a ello: identificarse a sí misma.

Estaba sentada frente al espejo... Y no lograba entender quién demonios era ella.

Comentarios

Entradas populares