Nicotina

El cigarro vuelve a estar prendido. Miras la ceniza, naranja pura. Se va consumiendo poco a poco. Pruebas una calada y escuchas ese tricoteo.  Vas notando como toda esa mierda se quema y se convierte en humo, un humo negro que entra en tus pulmones. Una sola calada de disfrute y mil años de consecuencias. Piensas que con cualquier buen momento se te va a abrir una nueva puerta con un camino más fructífero a seguir. Miles de momentos que se desvanecen junto con ese cigarrillo. Crees que el dejar esa mierda prometerá mejores cosas, mejores momentos… Pero la vida es perra. La vida nos lleva como si humo sólo fuésemos. Nos desvanecemos y dejamos que otros nos consuman a caladas. Pasamos de mierda en mierda y luego le dejamos ésta a otros para que la disfruten. Te insisten y te dicen: esta es la última vez, puedo dejarlo, tengo suficiente fuerza de voluntad… Pero todo es mentira. Lo único, al final, para lo que tenemos suficiente fuerza de voluntad como para abandonar es nuestra propia vida… Y muchas veces no porque nosotros mismos tomemos la decisión, sino porque ya sólo estamos chupando filtro y tenemos que prendernos un cigarro nuevo.

Comentarios

Entradas populares